Parece mentira que haya pasado medio año ya. Es una sensación muy rara. Por un lado, parece que fue ayer cuando decretaron la pandemia. Por el otro, con tantos cambios, tantas decisiones y tantas angustias, es como si hubieran pasado cinco años. Nunca fue tan intenso vivir como en este tiempo, por lo menos para personas hasta de 60 años.
Lo bueno es que en medio año se vacunó a bastante gente en todo el mundo. Obviamente, la distribución no es igual en todas partes, pero el 23% ya tiene una dosis y el 11% completó la pauta completa. En lo que respecta a la Argentina, estos valores son del 37% y 9%, respectivamente. Esto es récord, nunca antes se había llegado a inocular a tanta gente en tan poco tiempo (si todo sale bien, este mes me tocaría a mí).
Hay muchas opiniones sobre cómo va a continuar la vida. En lo que sí estamos todos de acuerdo es que aquello que conocíamos como normalidad no va a volver. Por lo menos por unos cuantos años más. ¿Habrá sido este el fin del afecto argentino, de los besos a cualquier persona desconocida, eso que al extranjero le llamaba tanto la atención?
Hay que continuar con esperanza (sí, más todavía) porque esto se va terminando. El plan de vacunación seguirá creciendo y la inmunidad de rebaño será alcanzada. A ver si de una vez podemos dejar de preocuparnos por la pandemia y volver al cotidiano de preocuparnos por los problemas argentinos.
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