Comiendo en Doña Salta

Apenas aterrizamos en Salta nos tomamos un taxi hasta el hotel. Por suerte la habitación estaba lista. Así que dejamos el equipaje, nos cambiamos de ropa y salimos directo a comer. El lugar ya lo teníamos definido hace mucho: Doña Salta. Había visto muchas reseñas de este sitio y tenía muchas ganas de conocerlo. Lo bueno es que nos quedaba a una cuadra.

Doña Salta

Llegamos temprano y había bastantes mesas disponibles. Elegimos la ubicación y leímos el QR para ver el menú. Trajeron una panera y un cuenco con porotos y otro con salsita picante. Estaban buenísimos ambos, podría haberme comido un plato entero.

Pedimos empanadas de entrada. Yo pedí tres: una de charqui, una de queso y otra de carne. Son al horno de barro y la carne es cortada a cuchillo. Tamaño chico, me atrevo a decir que son las que nosotros conocemos como de copetín. Por eso el precio de $90.

Empanadas, porotos y salsita

Para continuar pedimos una carbonada para compartir. Tenía batata, carne y granos de choclo. Estaba muy buena, muy cremosa. Y los granos de choclo le daban un toque especial.

Carbonada

Finalmente, de postre pedimos quesillo con cayote y cuaresmillo (un tipo de durazno), con nueces por encima.

Quesillo con cayote y cuaresmillo

Para tomar pedimos una jarrita de vino tinto de la casa y un agua mineral sin gas.

Conclusión: Fue una de las mejores empanadas que he comido. No me animo a decir la mejor, pero realmente son muy buenas. Relleno cargado, buena masa, jugosas. La carbonada me encantó, es muy cremosa y tiene un sabor muy característico. Y el postre es una locura, muy bueno. Aunque es bastante dulce y puede llegar a empalagar.

Con todo eso, la cuenta dió $2010, incluyendo los $30 por persona por servicio de mesa. Me parece bastante bien teniendo en cuenta que quedamos satisfechos y comimos muy rico. Hay muchísimos lugares de empanadas, y seguramente este es el más turístico. Pero vale la pena conocerlo.


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Estancia La Mimosa

El sábado tuve la oportunidad de pasar un auténtico día de campo en la estancia La Mimosa, en Exaltación de la Cruz, Partido de Capilla del Señor. Hace tiempo tenía ganas de conocer algún lugar de la zona, apenas a 75 kilómetros de Buenos Aires.

El día empezó temprano, ya que la idea era llegar apenas abriera el lugar para disfrutar de las instalaciones antes del almuerzo. Llegamos a las 11:30, nos pidieron el nombre de la reserva, pagamos y nos asignaron el número de mesa del quincho.

Las instalaciones de esta estancia datan de 1869, y desde 1985 la explotan comercialmente, tanto para días de campo como para casamientos y otras celebraciones.

Estuvimos un rato recorriendo el lugar, mirando a los caballos, sacando fotos y respirando aire fresco. Luego nos avisaron que estaba por empezar una pequeña demostración de danzas típicas y que nos recibirían con una empanada y algo para beber. Efectivamente, fuimos a otro espacio al aire libre, escuchamos al organizador, Don Mauricio Goyenechea, darnos la bienvenida, quien resultó ser el dueño del campo, cuarta generación de la familia. A cada uno le daban una empanada (de carne, frita, como debe ser) y una copa de vino tinto, vino blanco (bodega Goyenechea) o gaseosa marca Coca Cola. La demostración estuvo linda, era una pareja de gauchos mostrando un poco de cada danza. Al finalizar, el que quería podía repetir el aperitivo.

Al terminar, estaba la posibilidad de andar en sulky o a caballo. La verdad que el sulky no me agrada porque no me parece bien todo lo que le ponen a los animales, y para los caballos había mucha fila y encima había que ir asistido. Así que no probé ninguno, pero saqué fotos.

Después llegó la hora del almuerzo, así que pasamos al salón, el cual estaba bien distribuido con todas las mesas numeradas y espaciadas. Dejaron en cada mesa una ensalada de tomate y lechuga y otra de papa y huevo. Luego trajeron las bebidas que habíamos pedido. Eran todas botellas grandes, hasta el vino. Y para empezar trajeron una bandeja de pan y chorizos. Obviamente me hice un choripan con mucho chimichurri.

Mientras disfrutábamos de la entrada, comenzó el show de folclore arriba del escenario. Era la misma pareja de antes, solo que esta vez fue mucho más largo y más animado. Bailaron…

Cantaron, zapatearon, tocaron el bombo…

Y usaron las boleadoras.

Mientras todo eso sucedía, la carne iba llegando. Morcilla, asado, vacío y pollo. Destaco la calidad de la carne, la buena temperatura y el tiempo entre cada corte. Ah, y se podía repetir todo lo que queríamos, ensalada, carne y bebidas. Para cerrar trajeron el postre, que era un helado de americana con una salsa de frutos rojos. Estaba bueno, pero me hubiera gustado que hubiese al menos una opción más de postre.

Al finalizar el almuerzo nos fuimos a recorrer un poco el campo, aprovechamos para conocer a todos los animales que había allí, entre ellos los pavos reales. Una curiosidad es que los machos son los que tienen las plumas más grandes y coloridas. Las hembras tienen las plumas más chicas y no tan coloridas.

La tarde continuó con carrera de sortijas, donde competían seis jinetes a ver quién lograba insertar la sortija (exactamente, del tamaño de un anillo) en un palito del tamaño de un lápiz.

Y terminó con pastelitos y mate cocido que me hizo acordar a los campamentos con el colegio. Ya para la puesta del sol, nos fuimos.


La verdad que fue una muy buena decisión, hace tiempo que tenía ganas y el día nos ayudó mucho. El precio por persona es $2250, no me parece nada mal, considerando todo lo que incluye y todo el lugar. Los protocolos se respetaron bastante bien, alguna que otra persona no usaba el barbijo en algunas situaciones, pero en general todo correcto. Y la atención de todo el personal es muy buena. Espero regresar en breve.


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Cabutia rellena

Si hay una comida que te va a dejar satisfecho y feliz es esta. No hay nada como encontrar felicidad en lo simple, y no me digan que un zapallo, el relleno que quieran, y un horno bien fuerte no es simple.

Pueden jugar con el relleno que gusten, desde pollo (como hice yo), carne, solo vegetales, etc. ¿Y por qué no ir más allá? Qué tal un relleno napolitano con muzzarella, jamón, morrones y albahaca. Se me viene a la cabeza un relleno con salchicha parrillera, cebolla caramelizada y queso azul. En fin, lo que quieran ponerle estará perfecto. Lo que importa es el clímax gastronómico.


Ingredientes:

  • Cabutia (zapallo redondo)
  • Pollo
  • Cebolla
  • Zanahoria
  • Zapallito
  • Morrón rojo
  • Cebolla de verdeo
  • Queso
  • Especias varias

Preparación:

Lo primero que hay que hacer antes que nada es prender el horno a fuego máximo. Mientras esperan a que levante temperatura, lavar muy bien la cabutia y pasarle un cepillo para que quede totalmente limpia y desinfectada. Luego hay que cortarle una parte y hacer una especie de tapa. Sacar con cuchara todas las semillas. Recomiendo sacar también parte de la pulpa para que no sea tan gruesa, pues a mayor tamaño, mayor tiempo de cocción. Esa pulpa la utilizarán luego para el relleno. Ponerle sal, pimienta y aceite de oliva y esparcir bien todo. Cuando el horno esté bien caliente, la ponen en una placa boca abajo y la dejan ahí por aproximadamente una hora. Luego de ese tiempo tiene que pincharse fácil y quedar así:

La previa

Relleno:

Saltear el pollo en trozos hasta que esté cocido. Retirar. En ese fondo de cocción agregar aceite y cocinar los vegetales que quieran. En mi caso fue cebolla, morrón, zanahoria, zapallito y cebolla de verdeo. No olvidar la pulpa del zapallo. Luego le agregan el pollo y listo.

Ahora es cuestión de rellenar, intercalando unos cubos del queso que quieran entre el relleno. Mandar al horno hasta que se gratine y listo, tienen un hermoso bajón.

La chanchada final

Algunos envuelven la cabutia en papel aluminio, otros no le sacan la tapa. A mí me funcionó de esta manera.
El tiempo va a depender del tamaño del producto y de la temperatura del horno. El tiempo total es cercano a las dos horas.

Espero que la hagan y les salga tan buena como esta.


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La expectativa que generan las redes sociales

El sábado pasado lo aproveché para turistear por mi ciudad. Nos despertamos temprano con mi novia y aprovechamos que el día estaba soleado y hacía calor – no como hoy – y fuimos para la zona de Plaza de Mayo. Allí hicimos unas fotos, descansamos un poco, y luego bajamos hasta San Telmo, parando donde nos interesaba. La idea era almorzar en un lugar muy trendy que habíamos visto en instagram y nos había encantado, y queríamos llegar temprano para evitar la hora pico.

Casa Rosada

Efectivamente, pasados unos minutos del mediodía estábamos entrando al lugar. Hicimos bien porque una hora después ya estaban las mesas completas y afuera había gente esperando.

Ya dentro empezábamos a maravillarnos con la decoración y el estilo de la estructura, la que alguna vez fue conventillo y ahora es un bar. Recorrimos la terraza, sacamos varias fotos, y nos sentamos en una mesita al reparo del viento que había en ese momento.

Bar de San Telmo

Se nos acercó un camarero, nos dejó la carta y nos comentó cuáles eran los platos del día. Tardamos un rato en decidirnos, porque las opciones parecían. muy tentadoras. Cuando nos tomó la orden, nos decidimos por un plato del día y un plato a la carta. El plato del día era un «bife de chorizo con salsa agridulce y vegetales grilladas». El otro era milanesas de berenjenas con guarnición (en nuestro caso, ensalada). Y pedimos dos empanadas de carne para matar el hambre por un rato hasta que llegaran los platos.

Llegaron las empanadas después de un rato bastante largo. Eran fritas, de carne picada a cuchillo, medio dulzonas. Estaban OK, pero de ninguna manera fueron unas deliciosas empanadas. Al minuto llegaron los platos principales.

La famosa salsa agridulce era kétchup, y en vez de traer un cuenquito, lo pusieron en el bife, el cual quedó totalmente embadurnado en kétchup (perdonen lo vulgar). Los vegetales eran papa, cebolla y morrones, cortados muy chiquitos, y poca cantidad. De sabor estaba bien, pero esa combinación no la pido más. Y la milanesa de berenjena consistía en tres milanesitas, y la ensalada venía en ese plato, pero sin cortar ni condimentar. ¿Saben lo complicado que es cortar la lechuga, mezclar y condimentar en un plato que ya tiene otras cosas? En lo que respecta al sabor, había partes del empanado sin sabor, y otras con mucha sal y pimienta.

Luego de ese almuerzo mediocre, fui al baño y al querer secarme las manos vi que las servilletas de papel estaban colocadas de manera improvisada sobre un perchero. ¿Tacho de basura no había? Tampoco dispenser de alcohol.

Pedí la cuenta, y trajeron el papelito que odio, el «no válido como comprobante fiscal». Le pedí que al regreso trajera el ticket fiscal. «Sí, por supuesto» dijo. No me trajo nada. No importa, lo pido abajo, dije. Cuestión que no tenían ticketera, tenía que dejarles el email para que me mandaran la factura. La verdad que no quería saber más nada y nos fuimos decepcionados, mirando a la fila de gente en la calle esperando entrar y tentados a gritarles «¡Huyan!».

Todo esto me hizo pensar en lo que generan las redes sociales en las personas. Como yo, habrá habido muchísimos más que se fueron así, con un mal gusto (no solo por la comida). Hay que investigar bien antes de mandarse para un lugar, para no imaginarnos cosas que después no suceden y quedar decepcionados. Creo que este lugar no estuvo preparado para afrontar todo lo que vendieron en las redes, y esto es malo. Porque cuando los cientos, o miles, de personas hayan sacado las fotos correspondientes, no van a volver más por el servicio y la comida. Y ningún comercio sobrevive si no vende. No voy a ese lugar para comer lo que puedo hacer en casa, o pagar lo que se paga en un restaurante bueno. Voy para quedar satisfecho en todos los sentidos.

Por respeto al bar, y porque quiero darle otra oportunidad más adelante, no he dado su nombre. Creo que lo que sucedió fue por sumas de errores. Si los dueños saben leer a sus clientes, van a mejorar.

En fin, esta fue la reflexión semanal. Gracias por leer. Les deseo un excelente fin de semana.


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Escabeche de pollo sale bien

En esta ocasión les traigo una receta que es fácil de preparar, exquisita y barata. Pero ojo con excederse en el consumo porque esas arterias no son las de antes. Disfruten de este escabeche de pollo.

Esta es la lista de ingredientes pero sin cantidades, ya que es bastante a ojo y, sobre todo, a gusto:

  • Pechuga de pollo
  • Cebolla
  • Morrón (cualquiera)
  • Zanahoria
  • Puerro
  • Laurel
  • Pimienta en grano
  • Vino blanco
  • Aceite neutro
  • Vinagre de alcohol
  • Frascos esterilizados

A grandes rasgos, una pechuga alcanza para llenar un frasco de mermelada.

Tiempo de preparación: Una hora y media, con toda la furia.


Antes que nada, deben tener los frascos esterilizados de antemano. Busquen en la web que hay muchos tutoriales. Igual es muy simple hacerlo. Y si no están seguros de cuántos van a necesitar, mejor tener de más que quedarse cortos.

Lo primero que van a hacer es cortar el pollo en tamaño bocado. Luego van a sellarlo con un poco de aceite en una olla o cacerola alta (no sartén).

Una vez sellado (pero no dorado), sumar la cebolla y el morrón cortados a lo largo, y la zanahoria y el puerro en rodajas. Agregar una o dos hojas de laurel y la pimienta en grano.

Incorporar todos los ingredientes, luego agregar una medida de vino blanco y revolver. Dejar cocinar unos tres minutos hasta que se evapore el alcohol.

Transcurrido ese tiempo, agregar dos medidas de vinagre y revolver. Finalmente, agregar una medida de aceite neutro, revolver, y poner la tapa. La idea es que todo quede sumergido al ras, no debe haber exceso de líquido.

Cocinar durante 50 minutos a fuego mínimo, o el tiempo que sea necesario hasta que el pollo esté cocido, pero que no se deshaga. No revolver. Si hace falta, mover un poco la olla. Si se forma espuma, retirarla.

Luego de todo esto, dejar enfriar un poco y pasarlo a los frascos.

Para el vermú

Tengan en cuenta de que es una receta para consumo hogareño, por lo tanto no es para almacenar por mucho tiempo. Más bien para consumir en unas dos semanas.

Ya tienen el aperitivo para el fin de semana.

Focaccia espectacular

Cuando se acerca el fin de semana, no puedo evitar pensar en comer pizza y tomar cerveza. Este ritual se viene repitiendo ininterrumpidamente desde hace más de diez años. Son momentos que me hacen muy feliz. O viernes o sábado como pizza (a veces viernes y sábado).

Pero hace un tiempo empecé una relación sentimental con un familiar de la pizza: la focaccia. Este pan chato, aromático, colorido, y, por qué no, simple, me cautivó.

Para quien nunca la probó, no sabe lo que se pierde. Por eso quiero dejarles esta receta, ultra chequeada, para que hagan una focaccia espectacular.

Aclaración: Es de un día para el otro. Es decir, tienen que empezar hoy para comer mañana.


Ingredientes:

– 300 gr. de harina 000
– 240 cc. de agua tibia
– 2,5 gr. de levadura seca (una cuchara de té) o 7,5 gr. de fresca
– 5 gr. de sal
– 10 cc. de aceite de oliva
– Aceitunas negras (a gusto)
– Tomates cherrys (a gusto)
– Sal gruesa (a gusto)
– Cebolla (a gusto)


Preparación:

En un bowl volcar el agua tibia, agregar el aceite y luego la levadura. Disolver todo muy bien. Incorporar toda la harina y mezclar con una cuchara o espátula hasta no quedar grumos. Agregar la sal y mezclar bien. Debe quedar una masa bastante húmeda. Dejar reposar media hora tapada con un repasador.

Mojarse la mano con agua tibia y hacer pliegues a la masa por tres minutos (de afuera hacia dentro). Dejar reposar por media hora.

El proceso anterior lo deben repetir en total tres veces: Pliegues, media hora, pliegues, media hora, pliegues, media hora.

Luego de todo eso, aceitar un bowl nuevo. Pasar allí la masa y tapar con film. Dejar reposar por al menos un día (máximo tres días). No tocar ni sacar de la heladera.

Al día siguiente, la masa habrá crecido y tendrá muchas burbujas. Despegar suavemente de los bordes y colocar sobre una fuente aceitada. Estirarla bien y dejar reposar unos minutos hasta que tome temperatura.

Presionar con los dedos hasta que quede la masa llena de huecos. Colocar los ingredientes que deseen. Yo le puse aceitunas negras, tomates cherrys confitados, cebolla, y NUNCA puede faltar la sal gruesa y mucho aceite de oliva.

Y así como está la mandan al horno bien fuerte, en la parte del medio. El tiempo dependerá de la cantidad de masa, del horno que usen, de la cantidad de ingredientes que tiene encina, etc. Seguro son 20 minutos. Vayan controlando, por ahí va a andar. Luego de ese tiempo les saldrá algo así.

¡Buen provecho!


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El servicio de los hoteles All Inclusive

Al igual que mucha gente, me considero un amante de los all inclusive. ¿Estar en un hotel las 24 horas sin salir? Claro que sí. Me encanta estar todo el día tranquilo, sin hacer nada, lagartear en la playa o la piscina, comiendo y tomando. Si tuviera los medios, me iría todos los años a pasar una semana en algún complejo de estos.

El mercado argentino es uno de los principales emisores a destinos del caribe, caracterizados por la gran cantidad de ofertas de este tip (o era, hasta que comenzó la pandemia). Esto es porque el turismo de sol y playa es muy demandado, ya que las playas argentinas mmm bueno… Además, se suele vender en paquetes: Vuelos, traslados, estadía, plan de comidas y estadía. Esto hace que se consigan muy buenos precios y que sea fácil contratarlos. Sumado a que siempre suelen pagarse en cuotas sin interés, es el combo perfecto. Y ya los fanáticos suelen hacerse socios de la cadena hotelera (porque fueron muchas veces al mismo lugar) y consiguen mejor tarifa o un upgrade a una habitación de categoría superior a la contratada.

Pero, ¿Qué significa que un hotel sea all inclusive? La mayoría piensa en comida y bebida ilimitada. Es así, pero no solo eso, hay mucho más. Es cierto que la parte más llamativa es la oferta gastronómica, ya que las instalaciones tienen varios restaurantes, bares, puestos, y que las 24 horas se puede picar algo. El plan todo incluido abarca más: Reposeras y sombrillas, actividades deportivas, gimnasio, SPA, masajes, parques acuáticos, cine, teatro, clases de baile o yoga, shows y música en vivo, y mucho más. Todo depende del hotel elegido y el plan contratado. Porque hay opciones para todos los bolsillos. Hasta hay hoteles que ofrecen tu propio mayordomo las 24 hs. para lo que necesites.

Mi amigo Gastón, gozándola en Varadero, Cuba

También hay que ver el plan que quiere hacer cada uno, si están dispuestos a aprovechar todas las instalaciones, o si solo quieren comer y tomar. Hasta yo he probado el gimnasio una vez y quedé muy conforme. Hasta he bailado, con lo pata dura que soy. Claro que al estar entonado, crees ser Julio Bocca.

Espero haber explicado un poco de qué va la cosa. En un post futuro les voy a comentar sobre mis experiencias en estos hoteles, lo que me gustó y lo que no.


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¿Cuánto cuesta un mate?

Cuando compramos té o mate cocido, sabemos que compramos una caja con tanta cantidad de saquitos. Entonces, podemos hacer la cuenta y saber cuánto nos cuesta un saquito. Pero eso no lo podemos hacer con el mate.

Por lo tanto, me propuse averiguar el costo del mate. No del recipiente homónimo, sino de la infusión. Un poco por curiosidad, otro poco por problemitas. Aunque parezca una idea fácil y tonta, no lo es. Bueno, tal vez tonta sí 😆.

Hay muchas variables a considerar:

  • Marca de la yerba
  • Tamaño del paquete de yerba
  • Lugar de compra
  • Tamaño del mate
  • Cantidad de yerba a usar
  • Si se lo toma dulce o con hierbas

Yo voy a realizar el cálculo con un paquete de Playadito de 500 gr., comprado en un Día de Boedo a $158. Y voy a cebar en un mate chico, que requiere 20 gramos de yerba.

El inoxidable

Haciendo una simple cuenta, surge que cebar este mate cuesta $6,32. Para los lectores de otros países, son 5 centavos de dólar, aproximadamente. Y da para unas veinte cebadas.

Y a usted, ¿Cuánto le cuesta el mate? ¿Alguna vez se le ocurrió calcularlo?


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