Hoy es la final de la Copa América disputada en Brasil. La selección Argentina se enfrentará con el anfitrión, como era de esperar. Como todas las finales, se jugará en el estadio Maracaná, en la hermosa Río de Janeiro. Es inevitable pensar, o por lo menos para mí, en esa noche de hace casi siete años. Exactamente, el 13 de julio de 2014, en esa cancha se jugaba la gran final del mundial entre Argentina y Alemania.
Tuve la suerte de poder estar allí, y los recuerdos me vienen por todos lados. Aclaro que no pude presenciar el partido en la cancha, porque las pocas entradas que se conseguían por reventa eran carísimas, no bajaban de los USD 3000. Así que lo vi desde la playa de Copacabana en el Fifa Fan Fest.

Fue una jornada muy intensa, que comenzó desde temprano. Casi todo el día en la playa para conseguir un buen lugar para ver bien la pantalla. Porque la cantidad de gente que había era terrible. Así que fue pasando el día, entre cervezas y charlas con desconocidos. En ese momento estaba con Fede, un amigo que viajó conmigo, y dos pibes que habíamos conocido allá, que también habían viajado desde acá para ver la final.
El desenlace todos lo conocemos. Mucha tristeza, lágrimas, abrazos interminables… Se había acabado el sueño. Sin embargo, el día siguiente amaneció soleado, y de a poco fuimos recuperándonos del golpe. Más cerveza, más música y más charlas contribuyeron a levantar el ánimo.
Hoy es nuestra oportunidad de vencer a Brasil, ganar en el Maracaná y conquistar una nueva Copa América después de 28 años sin títulos. ¡Vamos Argentina!
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